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Run Ecuador

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Run Ecuador

Completamos el Reto21x24!! Imbabura (10/10/10), Pichincha, Azuay, Manabí, El Oro, Morona Santiago, Cotopaxi, Cañar, Napo, Guayas, Esmeraldas, Los Ríos, Bolívar, Zamora Chinchipe, Santa Elena, Sucumbíos, Loja, Pastaza, Carchi, Galápagos, Chimborazo, Santo Domingo de los Tsáchilas, Tungurahua y Orellana, PARQUE NACIONAL YASUNÍ (9/9/2012)

MÁS DATOS DEL Reto 21x24 en: http://21kx24provincias.blogspot.com/ ________________________________________




domingo, 13 de noviembre de 2011

¡HAY QUE CORRER NUEVA YORK!




Mis nervios se fueron cuando vi montón de corredores en el subway de Chelsea a las 6am. Iba con mi hijo Manuel, un gran compañero, que además cuenta con un GPS incorporado en el cerebro. Llegamos al muelle del ferry a Staten Island y nos despedimos con la consigna de encontrarnos en la ruta.

La mente te asusta si le dejas libre pensamiento. Tenía miedo de marearme en el ferry. ¡Tonteras! Aunque la conversación moderada de los corredores demostraba que había tensión en el ambiente (a diferencia de horas más tarde cuando te encontrabas con alguno y todo era felicitaciones y sonrisas) fue el momento más rico para relajarse. El río es hermoso y el día, espectacular.

Algo que aprendí en esta maratón es que a la mente no hay que hacerle caso. Te sale con cada idea brillante como: tomaste muy tarde el desayuno, el frío da calambres, te olvidaste las mangas… y el pintalabios (en serio!!). Si le controlas puedes decir a todo eso: estoy lista para la batalla, mejor si hace frío y si parezco un fenómeno… Ningún miramiento con el cuerpo, nada de llorar!!

Hecha un fenómeno con la acostumbrada bolsa negra hasta el tobillo, gorra de lana, guantes, encauchado y cobija, oí encantada el cañonazo seguido de New York, New York de Frank Sinatra. Corrí suave descobijándome a medida que pasaba el Verrazano Bridge. Salí a Brooklyn a 5:33 minutos el kilómetro y pasé por Queens hecha una reina a 5:14, velocidad en la que me mantuve toda la carrera. Tranquilidad y gozadera, esa fue la tónica.

Le dediqué la maratón a mi papá, el hombre más lindo, bueno, activo, que conozco. Recé por mis compañeros de ruta. Pensé en mi mamá, mi familia, ñaños y ñañas, amigotas, y me venían frases inspiradoras. Cada banda de música era mejor que la otra. Por supuesto en algún rato de debilidad me pregunté: ¿para qué corro? Estaría en Nueva York caminando todo el día y tomando vino toda la noche, gastando energías en compras y museos como todo ser humano normal.

La respuesta llegó días más tarde, cuando algunos amigos me dijeron que se habían entusiasmado con el Reto 21x24 y que ahora estaban entrenando todos los días. Pero la verdadera razón es que corro porque me encanta hacerlo. Estoy en mi elemento cuando corro.

Se forma una estructura alrededor de este deporte: tiempo, energía, relaciones, gastos, movilización, información. Efectos primarios y secundarios: físico, más energía, contagio, desvío de atención de los problemas… todos positivos siempre que haya equilibrio.

En la milla 24 les encontré a Manuel y a Sisa. Grandes señas y alegría. ¡Qué importante que esté la familia animándote!

Los dos últimos kilómetros me costaron. Tuve un peque calambre pero no le hice caso. Una uña del pie me dolía, ni caso. ¡¿A qué hora se acaba?! 800 metros… 400 metros… ¡por Dios! ¡Qué largura! 3:42:10 llegué!

Me mareé un poco al caminar entre tanta gente y descansé en la silla de un puesto médico comiendo una manzana. Salí a la avenida Columbus y atravesaba un mercado de frutas, flores y verduras típico de las películas románticas neoyorquinas, y me vino una cascada de alegría. Me puse a cantar “va cayendo una lágrima en tu mejilla, si no la seco el viento la secará…” Cero lágrimas, solo cuaje de risa.

¿Estás bien? me preguntó un señor. ¡Súper bien! le dije.