¿QUE ES VIVIR? (FELIZ DIA CISCO)

Foto de Gabriel Cadenas

¿Existir? ¿O vivir? Parte de vivir es compartir con los demás. En la convivencia se prueba la tolerancia: tal vez la contraparte no pueda ceder pero yo sí. En la medida en que yo puedo, debo, sin hacer recuentos de cuánto doy y cuánto da la otra persona. Cuando renunciamos a nuestro egoísmo y toleramos al otro, ese autocontrol nos hace ser lo que somos y en vez de sentirnos limitados o esclavos podemos influir en el otro.
Muchas veces vemos en los demás solo sus errores y defectos y la forma como nos decepciona su comportamiento; y olvidamos lo bueno, sus virtudes y aportes. En vez de pensar en lo que nos falta, hay que disfrutar de lo que tenemos.
Los sacrificios nos dan como resultado un placer duradero como es el atletismo que nos lleva a estar en forma y con buena salud. Otros, como el trabajo esforzado e inteligente, nos premian con prosperidad y reconocimiento.

Luis Chiozza en su libro Las Cosas de la Vida dice que el vínculo real que sostiene las relaciones, ya sean entre padre e hijo, esposo y esposa, amigos, jefe y colaborador, es la amistad con su doble condición de cariño y de recuerdos o proyectos compartidos. Y que esta amistad lógicamente se debe mantener y cultivar para que no se arruine. Para mí, la sustancia que te une con los demás, es una química especial que al principio se llama atracción, luego se vuelve compatibilidad de gustos y proyectos, y cuando esa persona ya forma parte de tu “círculo íntimo” se vuelve complementariedad. ¿Será esto amistad?
Pocas y afortunadas veces reconocemos que no estamos a la altura de alguna relación porque el otro es sencillamente mucho mejor amigo que nosotros. Cuando sucede, estas relaciones de calidad tienen tanta abundancia que alimentan a las que estaban en deterioro y hacen que existir sea VIVIR!!

En la amistad, el trabajo, el entrenamiento físico, lo que no avanza retrocede, por eso si el corredor prolonga su descanso más allá de la restauración de fuerzas, pierde agilidad. El antes, el durante y el después son parte del proceso de vivir que está interconectado con el siguiente trecho, reto o capítulo. Los logros son medios para otro fin, y cuando ya se ha llegado a la meta, es hora de partir de nuevo.

EL EFECTO MARIPOSA

Foto: Estéfano Carlín con el diábolo de fuego

En base a la teoría china de que el aleteo de una mariposa en el Sudeste asiático afecta y produce consecuencias al otro lado del mundo, he pensado que haber corrido 12 kilómetros el sábado y una carrera el domingo, estando con gripe, me ha afectado y estoy aplanada en cama, agradeciendo que es feriado. Hoy lunes 24 de mayo en Ecuador se conmemora la Batalla de Pichincha en que la derrota de los españoles condujo a la liberación de Quito, en 1822. Acá también el efecto mariposa trae como consecuencias que somos un país libre (lleno de ataduras internas y externas) y que yo pueda estar en la cama sin el menor remordimiento. Soy incapaz de faltar a mi trabajo. En los 12 años que estoy en el Banco habré faltado 2 días como máximo. Es algo que aprendí de mi papá quien nunca estuvo en la cama por ningún mal, así llegara con fiebre en la noche y nosotros intentáramos cuidarle y obligarle a descansar. Otro efecto mariposa: el ejemplo.
Quiero pensar que cuando hago algo equivocado es una consecuencia de anteriores acciones, presiones o golpes, y que conmigo se paraliza el efecto. No quiero provocar resultados de mis actos en otros si no son buenos. Una noche de copas que sea el resultado de genes latentes que tienden a la adicción. Un día de pereza que sea causa y efecto de esfuerzos extremos anteriores… ¡sin más consecuencias! ¡Qué responsabilidad tengo ante el mundo, mis descendientes, el futuro!
Hoy estoy inútil, ya no hice pesas, fui a ver un par de departamentos para mi hijo y regresé como alfombra. Pero algo es real: estoy feliz y lo transmito… si las mariposas, bungas, colibríes aletean de esta forma, bienvenidas las olas de alegría que vienen como efecto.

BART YASSO Y EL PRINCIPITO

Foto: Manuel Cobo

Bart Yasso, director de la revista Runner’s World dice: Nunca pongas límites a donde te pueda llevar el correr porque cada carrera tiene potencial para la aventura.

Bart practica lo que dice porque está entrenando para la más antigua y larga ultramaratón, las 56 millas de The Comrades en Sudáfrica, aunque tiene parte de su cuerpo paralizado por la enfermedad crónica de Lyme. (The last great race en www.runnersworld.com)

Cada uno se debe a sí mismo explotar su potencial y hacerlo por un objetivo concreto no importa si el reto es cada vez más duro o es diferente. Correr o cualquier otro proyecto debe enriquecer tu vida y la de los demás. Es utilizar los dones recibidos de Dios para hacer el bien, por ejemplo correr por una causa o transmitir esta pasión a otros.

La semana pasada descubrí que correr es ganar tiempo, es buscar a Dios. Vivir, no solo existir.

El presente vuela. Por eso tengo apuro por vivir esta aventura al 150%. La vida pasa tan rápido… Hoy por ejemplo es el último domingo de mi hijo Pancho en Quito como un chico soltero. Viaja la próxima semana a casarse con Naty, su novia argentina. Me encanta y lo voy a disfrutar mientras asumo que los dos pasamos a otra etapa. Solo hay que fluir. No hay límites.

Como Bart Yasso, el Principito de Saint Exúpery aprende lo corta que es la vida pero no se queda a verla pasar... la vive. Copio el fragmento:

“¿Qué es efímera? Preguntó el Principito que como sabemos, en su vida jamás había renunciado a una pregunta una vez formulada.
-Significa que se encuentra en permanente amenaza de desaparición. Que algún día deja de existir.
-¿Acaso mi flor está amenazada por una próxima desaparición?-preguntó entristecido el principito.
-Seguramente.
Mi flor es efímera-pensó el principito-, ¡y sólo tiene cuatro espinas que intentan defenderla contra el mundo entero! ¡Y la he dejado completamente sola en mi casa!
A pesar de la nostalgia, tomó coraje y preguntó:
-¿Qué me aconsejáis que vaya a visitar?
-El planeta Tierra. Su reputación es buena...
Partió así el principito... pensando en su flor.”

ATREVERSE A VIVIR

Si no trazo el mapa, me pierdo. Primera regla de sobrevivencia. Claro que puedo dar giros en el camino, pero con un norte para no dejarme envolver por la locura del día a día.

Para comenzar hay que planear en base a valores de largo plazo, dice Franklin Covey. La vida es acerca de relaciones y las relaciones se fundamentan en la confianza. Pero comenzando con uno mismo: ser confiable.
Ser afectiva, no efectiva. Se es efectivo con las cosas no con las personas.

“Con la mente y el corazón abiertos, podemos sentir la caricia de lo desconocido.-” Dice Sifu Rama en su libro La Fuerza Serena. “Usted puede solamente existir, o puede tomar la decisión de que además, va a vivir.”
Atreverse.
Atreverse con ayuda de “motivadores” como las endorfinas del deporte que son una droga legal. Dormir y comer bien. Leer y escribir.

Y como norte principal: ir al cielo. Un poema sufí refiere al corredor como el buscador de la luz, o lo que es lo mismo, el buscador de Dios. Al correr cumplo con ese requerimiento. “Dios nos hizo tan vulnerables a su mirar, que solo podemos sentirlo.” Dice Hans en su libro Maratón, cuando está en el éxtasis del kilómetro 30. Estas dos frases me confirman que correr no es tiempo perdido ni es una manera superficial de vivir la vida.
Yo, que vivo enamorada, presiento lo que será ver a Dios. Su mirada cada día, cada minuto supera todas las expectativas. Tan solo sentir su presencia cerca, será “estar en el cielo”.

Posible ruta:
1. Matrimonio del Pancho en Argentina: cumplir checklist y disfrutar al máximo.
2. Avances macro en mi trabajo.
3. Cross training delicioso en temporada baja: taichí, nadar, pesas, caminar, ciclear.
4. Al cielo, juntos.

ME ENCANTAN LOS COMIENZOS

Foto: Cotopaxi. Manuel Cobo

Me encantan los comienzos sobre todo cuando ya me he definido y estoy por arrancar.
Tengo tanta energía recogida de la última etapa: la familia completa otra vez con nuestros hijos en la casa, la compañía de mis amigos corredores, la Sole, mi papá, el apoyo del Michel mi jefe, el almuerzo con mis hermanas, el Enano, mi reloj nuevo, el carbo powder, las vitaminas y otros 55 items, las palabras de buen augurio y luego de felicitación, el libro “Maratón” de Hans Behr Martínez que me regaló el Pancho Estupiñan y su dedicatoria: “Lo de Boston fue la cereza del pastel… Felicito y aplaudo tu constancia, sacrificio y coraje.”
¡Qué buen libro! Son 42 capítulos en que una maratonista cuenta su experiencia de 42 kilómetros. Fuerte, real y también chistoso. Me acordé de mi carrera en Buenos Aires:
Mi hijo Francisco iba en el taxi hasta el Obelisco para el primer encuentro conmigo en esa mañana lluviosa del domingo 12 de octubre de 2008. El conductor le preguntó: (¿cuándo no preguntan los argentinos?)
-¿A quién vas a encontrar en la maratón?
-A mi mamá
-¿Ella corre?
-Sí
-¡Eres un cobarde!
-No, pero yo juego fútbol, corro detrás de la pelota
-Igual, eres un cobarde!
También recordé un comentario de Carlos Guerrero, gerente de Seguros y personaje con sobrepeso que se niega a hacer una dieta o ejercicios.
-¿Cuánto tiempo haces en la maratón? Me preguntó.
-Aspiro a hacer tres cuarenta y siete… más o menos…
-¿Tres días? … ¿Tres Meses?

“El pasado devorará la distancia” dice Hans en este libro. Mientras corres, tus recuerdos te dan energía y entras en una cadencia deliciosa de ritmo e imágenes amadas. Las memorias dulces y alegres son como sentarse a ver tu película favorita. Eso aprendí en una de mis primeras carreras en que un checklist de “motivadores” me acompañó como apuntador en el escenario. Una delicia. Lo voy a aplicar en mi vida.
No hay época mala, quizás regular o dura, pero deja un aprendizaje cuando culmina. Cuando has decidido comenzar algo significa que lo anterior ya pasó.

Ayer tuve una jornada difícil y por eso dije hoy empiezo. Ya me sequé las lágrimas y escribo el titular “Me Encantan los Comienzos”. Son tan frescos, nuevitos.

MÁS DE BOSTON MARATHON

¿Cuál es la receta? Me preguntó la Sole.
Es un ingrediente mágico. Y trabajar con un solo objetivo: mejorar la velocidad.
¿Ya tienes nueva meta?
Sigo con la mente en Boston. Estoy procesando mi viaje y la maratón. Tengo metas domésticas como comer rico y dormir rico.
¿Te da pena que se acabó?
No se acabó. Es solo la punta del iceberg. Conocí el cumplimiento de mis sueños, lo imposible fue posible, entonces no tengo más que desarrollar el tema. Hay más y quiero más.
¿Otros recuerdos de la carrera?
Hopkinton, hermoso con casitas de campo, con tulipanes, árboles de colores con troncos gruesos que me recordaron a una frase para hacer taichi “tener la fuerza del roble en el tronco y la flexibilidad de sus ramas”. En una mecánica de Ashland había un letrero “Europeans forget the ashes and come to Ashland” pues gracias al volcán de Islandia se suspendieron montón de vuelos. Me encantó que los alcaldes de las 8 ciudades hicieron una convocatoria “a todos los ciudadanos el Estado de Massachussets”, para que apoyaran a la maratón por ser el evento del año. Iba por Natick y me encontré con una amiga ecuatoriana Cris Moshenek, fue lindo. Entonces me ajusté bien el cordón del zapato que se zafó y luego ella fue por agua y nos perdimos. En Framinham había un Elvis tocando rock a lo bestia. En Wellesley las chicas del college gritaban como locas, eran montones, unos 500 mts de chicas. Les dejamos a los hombres en el kissing ritual, pero ellas también nos animaban a las mujeres. Por Newton me topé con la María Luz Arellano, otra ecuatoriana que es rapidísima. Me dijo que estaba con dolor, pobrecita. Un lindo recuerdo fue el desayuno empacado de mi hotel, con una notita de buena suerte, y que comí en la largada con Susan Long, corredora a quien conocí en el bus que nos llevó.
¿Tuviste lesiones?
Aparte del dolor muscular normal, tengo una uña negra y unos cortes en algunos sitios por el rozamiento. También tengo huellas de Boston por dentro. Para siempre.
¿Y hacer triatlón?
Tal vez. Me encanta sumergirme…
¿Últimas conclusiones?
Que debo aplicar esta pasión, entrenamiento, disciplina y logro para otras metas de mi vida de trabajo, de familia, de crecimiento espiritual. Es aplicarlo a otras rutas y distancias. No hay límites.