El comedor de la Posada del Ángel en Colonia, daba a un
jardincito bien cuidado que en esa mañana soleada estaba lindo, lleno de hortensias,
abejas y pájaros. A un lado vi una manguera enrollada y a su lado un rastrillo.
La imagen es todo.
Ahí había alguien que
cumplía su tarea, pensé. Y quise ser como esa persona.
Mi trabajo es tan disperso, atolondrado, interrumpido mil
veces. Y los resultados son poco medibles para el resto y también para mí.
Así quiero trabajar, una cosa después de la otra, podar,
recoger las ramas, remover la tierra y regar. Terminar una tarea para comenzar
la siguiente. Y al caer la tarde, dejar en orden las herramientas y salir
satisfecho por el buen resultado.
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