Oración del
atleta
Gracias Señor porque me has dotado de potencialidades
deportivas y he logrado desarrollarlas en sana competencia.
Gracias por permitirme practicar el deporte y conocer a través de éste a grandes amigos. Lo cual estimula la sana convivencia.
Padre celestial concédeme las energías necesarias para que mi cerebro elabore creativamente las mejores carreras y lanzamientos y las mejores jugadas. Concédeme Señor iniciar la competencia con optimismo y tener siempre confianza en mis capacidades. Señor haz de mí un deportista humilde. Ejemplo para mi familia sin menospreciar a mis contendores, aunque haya tenido el más grande de los éxitos deportivos.
Ayúdame a conservar cada día, la mente sana y el cuerpo sano. Amén
Gracias por permitirme practicar el deporte y conocer a través de éste a grandes amigos. Lo cual estimula la sana convivencia.
Padre celestial concédeme las energías necesarias para que mi cerebro elabore creativamente las mejores carreras y lanzamientos y las mejores jugadas. Concédeme Señor iniciar la competencia con optimismo y tener siempre confianza en mis capacidades. Señor haz de mí un deportista humilde. Ejemplo para mi familia sin menospreciar a mis contendores, aunque haya tenido el más grande de los éxitos deportivos.
Ayúdame a conservar cada día, la mente sana y el cuerpo sano. Amén
Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial
de la Paz, No.1990:
“La sociedad actual no hallará una solución
al problema ecológico si no revisa seriamente su estilo de vida. En muchas
partes del mundo esta misma sociedad se inclina al hedonismo y al consumismo,
pero permanece indiferente a los daños que éstos causan. Como ya he señalado,
la gravedad de la situación ecológica demuestra cuan profunda es la crisis
moral del hombre. Si falta el sentido del valor de la persona y de la vida
humana, aumenta el desinterés por los demás y por la tierra… Hay, pues, una
urgente necesidad de educar en la responsabilidad ecológica: responsabilidad
con nosotros mismos y con los demás, responsabilidad con el ambiente. No se
debe descuidar tampoco el valor estético de la creación. El contacto con la
naturaleza es de por sí profundamente regenerador, así como la contemplación de
su esplendor da paz y serenidad...”
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