Después de la famosa lesión de tobillo estoy desempolvando los músculos y tratando de bajar las 5 libras que subí. Estos últimos 15 días he pasado con ejercicios de fuerza, trotes suaves, elásticos para los músculos del pie y full abdominales. Ya quiero hacer piques de 100, 200, 300… aún los temidos 800 de Bart Yasso, mi gurú atlético. Pero toca comenzar despacio.
Lo más fuerte que hice fue correr los 21 k de Morona Santiago y de Cotopaxi, del Reto 21x24. Tenía la seguridad de que podía terminar esas rutas porque se corre lento. No había posibilidad de otra lesión al ser trayectos de tierra firme. Además ya he corrido en altura y tengo el corazón fuerte según la prueba de esfuerzo que hice hace 1 año y no creo que haya cambiado mucho. Lo más duro fue la cuesta infinita de 10 kms a 3 500 mts de altura. El entrenamiento de las últimas dos semanas ha sido cumplido y por eso los 11k en plano fueron ricos y ligeros. Más aún viendo esa maravillosa planicie del Limpiopungo, un desierto helado al pie del volcán Cotopaxi.
Con la potencia adquirida a esa altura, debí correr hoy la UTE 10k, pero me agarró la pereza. Los de Ecuadorunners tuvieron bus para la 10 k de Arrayanes del sábado y hoy no hubo bus. Debía ir cada uno en su carro. Ese fue el pretexto y me quedé durmiendo.
Ya no hay vuelta atrás, dejé plantados amigos y no llegué a tomar fotos de mi grupo ni de Byron Piedra, primero en la carrera con 30:40 superando a un keniata y a un peruano. Al menos me comuniqué por chat y twitter con él y me ofreció su foto.
No hay pretexto para tirar la toalla. No suelo hacerlo. Veo como único beneficio de esta historia haber experimentado la decepción que se siente cuando tiras la toalla. Mañana a comenzar de nuevo!!
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