Ver mis zapatos en el pie del atril donde apoyo mis canciones
y notas, durante la Misa. Sentirme parte del
staff de Jesús, sin nervios, con la calma del oficio de servir a la casa
de Dios.
Es el Día del Señor de la Misericordia. “Os descorreré las
cortinas del cielo” le dijo a sor Faustina. Y así nos ha favorecido en la vida.
El libro de la monja que recibí hace 4 años del amor de mi vida.
Hacer de Jesús el centro de la vida. Creer sin haberlo visto.
San Juan Pablo II, el Papa de la familia; y San Juan XXIII el Papa que se dejó
inspirar por el Espíritu Santo, son los dos santos canonizados hoy. Les
felicito y también les agradezco por su misión con la Iglesia y de paso conmigo
como feligrés. Y además en su día les pido que guíen a mis hijos hacia el
camino de Dios. Que vuelvan a Misa, que sientan las bendiciones que yo siento
al venir a comulgar.
¡Viva el santo! qué chiste, cuando mi amigo el Chiro le
gritaba así a una estatua de santo que tenía Carlo en su casa. Y ayer, que me
invitaron a la casa de los ateos, todo ese gran despliegue de santos antiguos…
reliquias. ¿Para qué les tendrán? Para gritarles: ¡qué viva el santo!
Algo maravilloso de hoy fue esa lluvia tormentosa que cayó a
las 3pm. Me despertó y me revivió de lo desanimada que estaba. Amanecí triste,
es que ayer no pasé tan bien, no había ambiente. Y creo que el vino me está
produciendo depre. Luego la actitud de los familiares, poca delicadeza… a la
que no me acostumbraré nunca después de tener un papá dulce al máximo. Llovía
tan duro, me desperté y pude recuperar mi energía, mis ganas de vivir y hacer
cosas.
Los zapatos bajo el atril y las miles de gotas torrenciales
de las 3pm. Lo mejor y más maravilloso de este día.
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