¿Creemos que nuestra obligación es enriquecer
nuestro espíritu para servir a los demás y encontrar la paz?
Los procesos de reflexión invitan a cambiar de una vida de búsqueda y necesidad de ser amado
y apreciado, a una vida de entrega y de misión… Cuando se llega allí, se logra
todo lo buscado.
El secreto de una vida mejor
dice el siempre actual Steve Covey es poner las “piedras grandes” primero, en
el frasco de tu día a día: las relaciones con tu esposo o esposa, con tus hijos
y tus padres; la salud; tu vida espiritual; la comunidad; tiempo importante
para ti y para tu crecimiento académico; para ese proyecto grande; para
descansar…
El tiempo que te queda libre,
recomienda Covey, puede llenarse con distracciones como ver Tv, navegar por el
internet, jugar Candycrush, etc.
Es sorprendente un estudio
sobre la escasez y la reacción que tenemos frente a ésta. Las carencias fueron
siempre consideradas como negativas, y lo son. La falta de dinero y falta de
tiempo; el desorden alimenticio o la
falta de amigos, nos llenan la cabeza de
bloqueos que son difíciles de liberar, nos distraen con demasiada frecuencia de
lo que vale.
Entonces caemos en comer en
exceso, tener miedo de emprender, sentir soledad y “apagar incendios” continuamente,
por falta de tiempo.
En lugar de concentrarnos en
nuestras debilidades y las del resto, hay que enfocarnos en las riquezas: de
oportunidades de negocios, de tiempo, de calidad en las relaciones, de ver sus fortalezas.
Sólo así creceremos en espíritu y sólo así podremos servir a los demás... y ser
felices.
(Extracto del editorial de la
Revista Conmigo)
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