Fuente: By Duane
Elgin, author of Voluntary Simplicity & Arnold Mitchell
La esencia de la filosofía Simplicidad Voluntaria es vivir
de una manera que es externamente simple e internamente rica. Esta forma de
vida adopta la frugalidad en el consumo, un sentido fuerte de protección ambiental
urgente, un deseo de volver al trabajo y forma de vida más humanos y una
intención sincera de realización personal –tanto fisiológica como espiritual-
en comunidad con otros.
El movimiento que despertó en los 80’s está creciendo más
rápido desde hace unos quince años. Sus razones van desde una necesidad netamente
personal a la preocupación ante problemas críticos mundiales.
No es una tendencia nueva, es una forma de vida con raíces
en la legendaria frugalidad y autosostenibilidad de los Puritanos y los Cartujos;
fue la visión de Thoreau; la propuesta de “vida simple y pensamiento elevado”
de Emerson; eje de las enseñanzas de Gandhi y la filosofía de Jesucristo.
“Simplicidad Voluntaria” no implica volver al campo a vivir
como un campesino aunque sería lo más deseado por sus seguidores. Esta corriente
arranca y crece en la vida urbana donde el consumismo reina. Tampoco equivale a
vivir en la pobreza, que en cierta forma implica una vida llena de lucha para
el mantenimiento físico y provee poca oportunidad para el crecimiento intelectual
y espiritual de la persona. La falta de recursos ha provocado muchos desastres
ambientales, invasiones, destrucción de la vida comunitaria sana. “SV” no es
simpleza, requiere talento e inteligencia. Esta forma de vida no es la panacea
pero es un espacio de respeto a sí mismo y al resto.
Quienes se oponen a la Simplicidad Voluntaria son grupos de
personas que inconscientemente temen perder su estilo de vida ultraconsumista,
no ven la necesidad de reducir el consumo de carne, de plásticos, de los
recursos naturales que creen son ilimitados y un derecho suyo obtenerlos en abundancia
y a cualquier costo. Estos “opositores” se encuentran en los extremos de la
pirámide, o son muy pobres o muy ricos.
La publicidad y el mercado tampoco están interesados en
fomentar la SV. Pocos negociantes la ven como una oportunidad en vez de un riesgo.
Un 100% del “consumo SV” creció de US$35 billones en 1980 a $140 billones al
2000 con marcas como Briarpatch Network que nació fomentando la micro-empresa,
el negocio honesto y sin publicidad. Es un índice de crecimiento que sostiene actualmente
muchas marcas que están bien orientadas al público SV.
En el día a día, el perfil de una persona que intenta vivir
de manera simple incluye: reciclaje, comida orgánica, ir en bicicleta o a pie
al trabajo, deporte de aventura para vacaciones, una vida orientada a la
familia, interés en la meditación y el crecimiento espiritual, compras
enfocadas a productos duraderos y con un componente social y ambiental, entre
otras características.