Fuente: Taller de Consejería Familiar de la Universidad Complutense de Madrid. José Antonio Alcázar
¿Cómo anda su familia en “hiper”consumismo?
¿Cuál de estas situaciones se vive en casa?
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Le da a su hijo cualquier cosa que pide.
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Se dedican horas a ver TV.
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Hay reglas en la casa… pero no se cumplen.
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La norma de actuación se basa en “todos lo
tienen”.
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Los hijos tienen demasiadas cosas y van a
demasiados cursos.
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Hay poco control de la lengua y escasean las
buenas maneras.
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Los hijos soportan mal las incomodidades
normales de la vida.
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Comen a deshora y por capricho.
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No saben el valor del dinero y no ahorran.
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Crecen sin aficiones fuera de la TV y del ipod.
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Los adolescentes tienen permiso para beber y no
hay hora de regreso.
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No hay conciencia ambiental en casa.
Los padres sabemos que el exceso de tv hace daño; que una
vida sin reglas no fortalece la voluntad y elimina el esfuerzo; que el derroche
es mal consejero, mal negocio para el bolsillo y depredador de la naturaleza.
Lo sabemos pero nos cuesta poner orden de horarios, gastos y reglas.
¿Para qué es bueno ser sobrio? En primer lugar, para el
autocontrol, la paz y el alcance de la felicidad real y profunda.
Dice José Antonio Alcázar: En la sociedad de consumo de hoy,
el valor de la sobriedad es especialmente importante. La persona sobria, que no
está atenazada por sus caprichos y ficticias “necesidades” es más libre y dueña
de sí. La sobriedad supone poner armonía y orden en los deseos. Las personas
sobrias están más preparadas para soportar carencias y para superar las
inevitables pequeñas frustraciones de la vida.”
Ser sobrio, según Steve Jobs permite desarrollar la
creatividad. El consideraba que la escasez era campo fértil para sembrar ideas.
La vida familiar ofrece numerosas ocasiones para ejercitar
la sobriedad:
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Colaborar en las tareas de la casa y de sus
cosas, les hace autodisciplinados.
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El bueno humor da perspectiva a los problemas; y
el buen gusto es conocer el auténtico valor de las personas y los bienes.
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Si hay muchos juguetes, se pueden compartir con
niños o jóvenes necesitados. Pero no esperar al exceso para servir, ayudar,
compartir.
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Evitar dar demasiado dinero a los hijos y
enseñarles a administrar, ahorrar y gastar en metas planificadas, superiores.
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No premiar con dinero la buena conducta del
hijo. Se vuelven muy materiales. En cambio un gesto de felicitación desarrolla
su afectividad.
Según Juan Carlos Gómez Gómez de www.invertiresmejor.com , la Austeridad es una de las virtudes que tienen las personas más ricas. Viven de una
forma tal que es inferior a aquella que podrían vivir. Contrario a quien
quiere aparentar que hipoteca su futuro para que el vecino lo vea. Los ricos
compran con ingresos pasivos. Hacen lo que les gusta, son cómodos, pero no
exuberantes.
Grandes y chicos -pobres y ricos- podemos practicar la sobriedad. No hay
mejor método contra el hiper consumismo.
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