NO HAY UN PUNTO DE LLEGADA

Pienso que cada carrera te dispara a otra y a otra cada vez más retadora, arriesgada o solo interesante. No hay una línea final, es solo un descanso antes de continuar con más fuerza, más potencia y el pico será más alto. Parar es retroceder.
Estoy leyendo el libro de Bart Yasso “My life on the run” (fuente y foto: www.bartyasso.com). Me prestó la Sole Darquea, gerente de Podium cuando le conté que Bart me escribió...

El director de carreras de la revista Runner’s World es una leyenda en EEUU por sus tiempos en maratones, sus tablas de entrenamiento, por los Yasso 800s que revelan que el tiempo de un atleta en los 800mts es el mismo de la maratón y por su increíble historia.
Bart sufrió la grave enfermedad de Lyme en 1997 que paralizó su cuerpo y sus tiempos subieron de 2:40 a 5:00 horas en los 42K como una de las consecuencias de este mal. Sin embargo es tan valiente, persistente y fanático del atletismo y la aventura, que hace pocos meses cumplió su sueño de correr las Comrades de Sudáfrica: ¡56 millas!

Bart dice: “nunca pongas límites a donde correr te puede llevar” (never limit where running can take you). Él no fue a la universidad, manejaba un camión y ocupaba su tiempo libre tomando cerveza. Hasta que comenzó a correr y ya no pudo parar. “La mente trabaja tan fuerte como el cuerpo mientras corres” -escribe en su libro- “con mucho trabajo, dedicación, y suerte, conseguí que las puertas se abran y mis sueños se hicieron realidad.”

Cuando corrí Boston le escribí para agradecerle por los consejos que recibí de su plan de entrenamiento. Entonces me felicitó y seguimos en contacto. Ahora le invité a correr el Reto 21x24 y me ofreció venir en el 2011 cuando visitemos una de las provincias de la Amazonía.
¡Qué emoción! Aún si no viene por sus ocupaciones y su enfermedad, estoy feliz por el interés que muestra en el proyecto.

“Lo gratificantes de ganar no es la gloria de ese momento ni finalizar algo… sino seguir adelante”.

COMENTARIO:
Ahora que me acuerdo, presté el libro Maratón de Hans Behr Martínez a alguien… y ni siquiera lo ha leído. ¡El que no quiere tener presta!