Antes de ir a la reunión con la familia de la novia de mi papá borré toda expectativa de mi cabeza y me llené de calma y amor. Me puse en los zapatos de papi, un novio de 87 años más lleno de vida que miles de 30-40-50tones. Yo que ando enamorada desde los 14 años sé que a los 35-48 este estado es cada vez más fuerte. Así revestida, me recogieron 2 hermanas y papi y nos fuimos riendo igual que cuando salíamos con los amigotes a dar vueltas sin más objetivo que estar juntos.
Solo puedo decir que la casa me recordó a mi casa de la niñez, abrazar a la novia de 84 años fue como abrazar a mi mamá, ayudarle a preparar los sánduches para el té fue irme al momento más dulce del pasado, en el office antiguo con los olores, colores, conversación, como si Dios quisiera que reviviéramos esa época tan linda que nos dieron los mejores papás del mundo. Y al mismo tiempo su frescura y novedad nos invitaron a la renovación de un presente distinto que nos proyecta a un futuro de aprovechar cada instante al máximo… como cuando papi ¡inmediatamente! se sentó al lado de su enamorada en la mesa del té.
Las nuevas hermanas de un “Brady Bunch” de 60 miembros (nos ganan eso que no son del Opus Dei …) son como conocidas de toda la vida. Después de un interrogatorio de nuestra parte vino el de ellas, mucho menos extremo, pero igual de divertido. Solo nos faltó abrir y trasigar los cajones!
Todos coincidimos en que esta noticia es “un canto a la vida”, que papi es un ejemplo para muchos y que “su bondad y alegría desbordan”. En suma, la lección aprendida es que cualquiera puede agarrar el ramo de la novia ese día: todos tenemos derecho a una segunda, tercera, enésima luna de miel porque la vida y el amor son ilimitados.
Del libro de la Fuerza Serena: “Hay que llenarse de amor antes de ir a una batalla, bien se libre en el mundo externo o en el interno.”
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