Como dice Johnny Guabo: odio ir a lugares
públicos y que haya gente…
Así pues, fuimos a un hostal de la playa hace años y
nos recibió un grupo de viejos que estaba pasando esas vacaciones entre amigos.
En la noche jugaban cartas y una de esas nos invitaron a estar con ellos. Entre
tragos de cerveza contaban sus hazañas en la montaña. Algunos eran abuelos,
otros curas. Cada rato libre de sus vidas se habían dedicado a escalar los
Andes del Ecuador.
Qué buenas carcajadas con lágrimas de la
risa y toses -porque varios estaban con gripe- por las anécdotas de sus viajes.
Si los años pasan y la vejez y las enfermedades
vienen, hay que privilegiar la alegría.
Si la cosa se pone difícil en el camino y hay
altibajos como nos pasa a todos, hay que privilegiar la alegría. Y si la rutina
está amenazando con amargarte, privilegia la alegría.
Estos montañistas se volvieron expertos en
eso, a punte diversión. Siguen caminando juntos pero alternan con encuentros en
la playa y juegos de cartas. Uno de ellos dice: si no llego, me van a visitar
en Monteolivo. Otro, refiriéndose a su mujer: la contraparte me gana en el
cuadrilátero. Todos: noticia como para celebrar y dedicarse a la copa!
Es una responsabilidad frente a uno mismo
gozar de la vida. Encontrar al menos una cosa positiva sobre la situación, así
sea desastrosa.
Si no se cultiva la alegría, no se hace un
hábito. Elegir estar feliz, 1.siendo un pensador positivo (o no pensar mucho
mejor). 2. rodeándote de amigos divertidos que saben apoyar. 3. haciendo las
cosas que disfrutas y que te hacen bien. 4. sonreír aún si no te nace porque
ese acto simple te da pensamientos positivos naturalmente.
Los hijos, esposos y familiares se
benefician del buen humor. Hasta unos desconocidos como nosotros fuimos parte
de la felicidad de estos fanáticos de la aventura.
Ya lo dijo Johnny
B Good: Nunca es tarde para empeorar las cosas.