No es mi pena. Pero sí es. Quisiera estar ahí pero no se
puede. Y tal vez si estaría tampoco podría ayudarte porque este rato es tuyo y
suyo y de los dos. Es el rato de más unión y eso hay que vivir sin
distracciones.
Pero sí es mi pena y sí estoy ahí. Creo en la oración y en
la fuerza así se esté lejos. Qué pasará mañana, en una semana, no se sabe, pero
pongo toda la fuerza para que veas en sus ojos la paz y te contagies. Y le
pases la luz que no hay que dejar que se apague de tus ojos. Esa luz tuya
necesita.
Estoy tan en tus venas que siento todo. Sé todo lo que te
pasa. Tú más lejos, yo más cerca. Tú más cerrado, yo más adentro. Para que te
arrimes, te acurruques y yo te envuelva.
Mañana es otro día, decía mi papá cuando quería consolarme.